El garbanzo es un cultivo hortícola que se realiza en grandes extensiones. Esto es clave tenerlo presente para entender el tipo de manejo que debemos hacer para una enferemdad tan agresiva.
Partir de semilla sana. Una carga de o,3% de Ascochyta en semilla ya es lo suficentemente alta como para estar atentos durante el cultivo desde los primeros estadios fenológicos.
La rabia requiere extrema atención. No se cura, se previene. El inóculo ya está en los lotes.
Lugar donde se manifiesta. Esta enfermedad afecta a hojas, tallos, flores y cascabullos y una vez dentro de la planta, no se erradica. Por eso hay que evitar el ingreso o la germinación del hongo.
Siempre hay que estar atentos al pronóstico del tiempo. Si está nublado y cae rocío, hay que aplicar Cobrestable preventivamente. Cuando aparecen los primeros síntomas en la planta, ya es tarde.
En cultivos de bajo riego se propician las condiciones para la enfermedad. Si es necesario regar, hay que planificar la aplicación de Cobrestable 24 horas antes o después.
Realizar tantas aplicaciones como sean necesarias. El pronóstico y las condiciones climáticas son las que mandan. Con condiciones persistentes, cada tres a cinco días puede producirse un ciclo, por lo tanto se deberá aplicar a ese ritmo.
Cuidado con la resistencia. En enfermedades policíclicas como rabia, mildiu o tizones, no es recomendable el uso de fungicidas específicos (estrobirulinas, bencimidazoles, entre otros). Son menos eficaces y con alto riesgo de generar resistencia. Lo ideal es combinarlos siempre con un fungicida multisitio. COBRESTABLE, evita, frena, retrasa o evita la aparición de resistencia de Ascochyta a fungicidas como de cualquier patógeno multiciclo.